salir de las palabras

miércoles, diciembre 10, 2008


Hay pocas cosas que obliguen a uno a salir de las palabras para instalarse en el corazón de las cosas. Hay pocas cosas que fuercen a las palabras a decir mucho más de lo que encierran. Hay pocas cosas que lleven en su adentro tanto aire, tanta luz, tanta ternura encerrada que produzcan sonrisas y curen las ausencias...

Hoy he llegado a casa mudo de palabras porque sabía que no estabas. Hoy he aparcado el coche como quien aparca la prisa para subir un momento a casa y tomarme un respiro... Y la casa estaba llena de luz. Y el respiro estaba lleno de ti. Y la casa estaba llena de palabras escondidas en cada rincón. En la puerta de la nevera, en el mando a distancia, en el lavabo y la almohada. Y cada palabra era una sonrisa. Y cada sonrisa era una mirada. Y cada mirada estaba entera empapada de todo lo que necesito: tú.

Así que he roto mi silencio para salir de las palabras. Así que he vuelto a escribir para dejar salir a las palabras que andaban remolonas, que viven desorientadas y que nunca saben como llegar a decirte todo lo importante.

Y he imaginado que las palabras tienen entrañas ¿lo he imaginado? Y he mirado despacito, una por una, aquellas que me gustaría que viajaran hoy en tu maleta... "Adelante", estaba llena de curvas y recovecos, de rodeos y pasos atrás, estaba repleta de trampas de la voluntad y la pereza... Y en el fondo, en una esquina, agazapada estaba escondida en su interior la necesidad de verte avanzar, de verte crecer, de verte más tú para ser más yo. "Disfruta" es una palabra discreta, pintada del color convencional de los buenos deseos, barnizada con el tacto gastado del uso vacío... Pero por dentro estaba llena de sonrisas, de ideas, de aprendizajes... rebosante de proyectos, de palabras, de miradas... hasta arriba de endorfinas (¿se dice así?) que te devuelven a mí cansada pero más sabia, más feliz. "Juntos" me miraba callada desde una esquina de tu maleta, olvidada. Más silenciosa cuanto más separados. Más verdadera cuanto más repetida. Y por dentro el vacío: sin espacio ni tiempo... un huequecito en el que me he colado yo y he viajado en tu maleta, acompañándote en las cenas a 3 euros, en las conferencias sesudas y en los paseos junto al mar... Porque cada aventura, cada minuto, cada kilómetro... los vivo contigo.