Difícil es mejor (nos hacemos mayores)

martes, octubre 25, 2011


Nunca he sentido la necesidad de "justificar" el dolor, ni el "sufrimiento", ni la dificultad. La vida me ha mostrado siempre su cara amable y sólo a veces me ha torcido el gesto. He disfrutado de los días y de la gente que amo y que me ama.  

Tal vez por eso me resulta tan ajeno el camino estrecho, la senda menos transitada, la vía difícil. No he sentido la necesidad de sublimar los reveses de la vida porque estos han sido pocos y siempre han venido compensados con caricias y abrazos que me ahogaban en ternura.

Y, sin embargo, de un tiempo a esta parte… cuando la VIDA me ha regalado su mejor sonrisa, cuando el TIEMPO se me ha ensanchado y la dulzura me acompaña hasta que cierro los ojos…

De un tiempo a esta parte empiezo a entender aquello de que sólo se valora lo que cuesta. Lo que cuesta esfuerzo o voluntad. Lo que cuesta sacrificio o renuncia. Lo que tiene (en el mejor sentido de la palabra) un precio.

De un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que lo que más AMO es lo que más me cuesta. Las piedras preciosas están llenas de aristas. Pueden ser hirientes y peligrosas pero sin ellas no serían lo que son. La belleza, la felicidad, cuando es honda… duele. Puede parecer una contradicción en los términos pero es, simplemente, una experiencia. 

De un tiempo a esta parte me he vuelto a enamorar. Porque eres fieramente humana. Porque no has perdido tus aristas en el roce con lo cotidiano. Porque menos que todo es poco para ti. Porque lo quieres todo. Porque lo amas todo. Porque lo inundas todo. Y en tu VIVIR sin red a veces me da el vértigo. En tu deseo de perfección me puede el cansancio, en tus ansias de vivir me ataca la pereza. Y entonces no me entiendes, y entonces no me entiendo. Pero sigo esperando poder mirarme en tus ojos para ser la mejor versión de mí mismo. Y me cuesta, porque me asusta ver lo que tú ves en mí. 

Cada detalle huraño, cada palabra ronca, cada reproche miserable… son solo el ruido de mis temores, la conciencia dolorosa de que lo que amo no puede ser mejor. Y un aprendizaje del tiempo y las canas: difícil es mejor.