primera persona del singular

jueves, diciembre 21, 2006

Yo...yo...yo...yo...yo... mí... me... conmigo.


PRIMERA. Porque es la más pegada a nosotros. La que nos encontramos primero. La que nos tropezamos al salir de la trivialidad -o simplemente de casa-. El mndo deja de ser "nominal" y deviene en "pronominalmente mío". Primera por orgullosa, por pedante, por soberbia.

PERSONA. Porque, como en la antigua Grecia, es una "máscara" la que habla, la que cuenta, la que sueña. El personaje que nunca llegaremos a ser, un mal actor de una mala película con pretensiones líricas...

del SINGULAR. Porque es única e irrepetible, porque es exclusia. En medio de un mar de voces "únicas e irrepetibles", de exclusivas, excluyentes individualidades.

Cada uno es como es... y anda siempre con lo puesto (j.m. serrat) pero a veces tu piel te queda como una chaqueta mal cortada y quisieras salir corriendo y refugiarte en la TERCERA PERSONA DEL PLURAL

¡Menos mal que existes y andas siempre lanzando puentes, tendiendo lazos, atando caminos! Menos mal que existes me sumas uno. Menos más que existes eres mucho más que la SEGUNDA PERSONA SINGULAR.

Espacio vital

Según avanzas, al fondo, a lo hondo y en lo adentro el viaje se llena de aristas y esquinas que no pueden evitarse y que rozan con suavidad o con ira la piel que cubre el alma desnuda que camina torpe y ciega.

Los derrotas son sombras que cubren la memoria y la ilusión es una luz que se cuela por el quicio de una puerta.

El viaje más largo, el más intenso, el más repleto de encuentros y aventuras es el que comienza cuando cierras los ojos. En el silencio se aparece un espacio etéreo, abierto y diáfano. Con los rincones poblados de sombras repletas del polvo espeso de la memoria olvidada.

Uno se siente decepcionado, sorprendido o asustado al poner los pies del alma sobre el recuerdo amarillo de lo interior. Recorre la sala, prudente, sin tocar nada, tratando de no dejar huella de su paso, de su ejercicio de instrospección, intentando no despertar las bestias adormecidas por el tiempo, el miedo o la inconsciencia.

Y entonces alguien (ALGUIEN) abre una puerta. La luz blanca e implacable atraviesa la estancia e ilumina las zonas más oscuras. Descubre las trampas de la memoria y quiebra en pedazos la niebla que oculta lo feo. Y todo se aclara, se entiende, se explica, se revela. Y uno siente que puede caminar sin miedo, recupera la vista y la confianza y las aristas y las esquinas dejan de ser amenazas y se vuelven sorpresas que encierran oportunidades.

El espacio vital es una sala oscura iluminada sólo por el amora gratuito, claro, creativo.
El espacio vital es un lugar solitario, llen de espectros de gente que nos quiere y que barren las esquinas y dan luz a nuestras miserias.

30 segundos... lo bueno si breve...

miércoles, diciembre 20, 2006


El 80 % de los que leen un "blog" (el 80% de los que leen "este blog) permanece entre 30 seg. y 1 minuto conectados)


Uno trata de exprimir el alma, el corazón y la cabeza para sembrar o lanzar al viento un puñado de palabras que calmen, que cuiden, que recuerden, que susurren, que acojan, que balanceen el corazón, el alma y la cabeza de un puñado dulce, variado y apiñado grupo de amigos que leen. A veces uno no sabe si elige bien las palabras o son las palabras las que se equivocaron al escogerle a él. Las palabras son muchas veces torpes y zafias... a veces hieren o emborronan el momento. Pero otras veces son gloriosas, iluminadas y conmovedoras. Se agarran al corazón de quien las lee y lo acompañan como una melodía conocida.

He descubierto que estas palabras que vuelco sin mucho criterio ni auto-crítica son palabras breves, para leer al vuelo (y en volandas, espero)... Palabras que no disponen de tiempo ni de espacio en la escueta pantalla que se cuela en el la vida de amigos y desconocidos. A 30 segundos de la mediocridad se encuentra el verso justo. A 30 segundos de la torpeza la palabra que consuela. A 30 segundos de las decepciones la ilusión. A 30 segundos de mí te encuentras tú.

Los 30 segundos que cuesta leer estas líneas se dilatan cada vez que alguien hace suyas las palabras... Se hacen momento. Y así nos recuerdan que ni tú ni yo estamos solos.

darse permiso

martes, diciembre 05, 2006

Cuando se acumulan tantos nudos en la boca del estómago que llorar no es un desahogo y los ojos se cansan de mirar al borde siempre de las lágrimas.... Cuando se tienen tantas palabras escondidas en cajones, camufladas bajo ironías baratas, apresadas en una poesía imposible, impronunciable... Cuando los deseos no alcanzan las metas por más que se apresuren... Cuando el alma se licúa y se derrama sobre la alfombra de los sueños... uno tiene la sensación que ha llegado la hora de DARSE PERMISO.

Darse permiso para errar y para acertar. Darse permiso para tener razón. Darse permiso para soñar los sueños propios y los ajenos. Darse permiso para dejar que las palabras tomen su lugar. Darse permiso para ser creativo. Darse permiso para no pensar. Darse permiso para un beso. Darse permiso para saborear las horas, los minutos y la piel. Darse permiso para alcanzar la verdad. Darse permiso para abrazar lo eterno. Darse permiso para tropezar con el vacío. Darse permiso para amar... y SER AMADO.

(supongo que tantas palabras son sólo una excusa para darme permiso para ser cursi y sincero, que muchas veces es lo mismo)

Lo que te pida el cuerpo (y el alma)

No te lo pienses dos veces
haz lo que te pida el alma
Puede que cambie tu suerte...
Mira que eres canalla
L.E. Aute

El fin de semana decidió no trabajar. Dedicárselo a ella misma. A leer. A disfrutar del sol tibio del domingo casi invernal. No quiso quedar con aquellos conocidos que tan lejos siente a veces. No se llevó el trabajo a casa ni dejó que los reproches cotidianos entraran en su alma acantonada en lo hondo, desperezándose de rutina. No puede controlarlo todo. No quiere controlar nada. Sólo dejar que fluyan la espera y los matices, sólo sentir levemente el susurro de su corazón junto al suyo. El fin de semana decidió no trabajar. Decidió hacer, simplemente, lo que le pidiera el cuerpo (y el alma) que se funden en sus sentidos trascendidos de tacto, de vista, de olfato por la belleza que la eleva y le deja la mirada al infinito.

Lo que te pide el cuerpo es siempre sabio aunque no práctico. Lo que te pide el alma es siempre honesto aunque no correcto. Lo que te pide el cuerpo se posa suave sobre la piel de los besos. Lo que te pide el alma se esfuma cuando lo buscas con demasiadas ansias.

Ella conoce los secretos de las "necesidades". Ella vive pendiente, a la escucha atenta a lo que el cuerpo (y el alma) reclama como suyo. Ella decidió no trabajar nunca más en fin de semana.