Son sueños

lunes, noviembre 29, 2010

Últimamente sueño mucho. No quiero decir que tenga visiones, ni anhelos de futuro, ni objetivos a medio o largo plazo. Digo que últimamente sueño mucho. Cuando duermo. Mis alumnos, mis amigos, mi pareja, mis angustias, mis preocupaciones de cada día se me cuelan por la noche entre la almohada y su pelo. Hay noches que los sueños son tan intensos, tan afanosos, tan detallados... que me levanto agotado y con la sensación de andar de acá para allá buscando no sé qué o solucionando no sé qué problema.

Pero esta mañana me he levantado sonriendo, aún más cansado y feliz. Anoche soñé, por primera vez, con Marcos. Le llevaba de la mano -¿o era él quien me llevaba a mí?- por calles conocidas y parques oníricos, de esos que sólo guardan un vago aire familiar con la realidad. Se paseaba nombrando cada objeto, cada gesto, cada mirada. Se paseaba re-nombrando todo a nuestro alrededor y me parecía estar viéndolo todo con ojos nuevos. Me arrastraba de un lado a otro, ansioso, como si no hubiera tiempo para "leer" tanta vida como se agolpaba a nuestro lado. Y me sonreía. Volvía a mí sus ojos y sonreía.

No pude oír su voz pero estoy seguro que estaba llena de palabras. No recuerdo el color de sus ojos pero sé que su brillo me encendía por dentro. No recuerdo su pelo pero me he despertado con el tacto de sus manos en mis manos.

Anoche soñé, por primera vez, con Marcos. Y su promesa, su presencia, su existencia, su misterio me devolvieron el descanso que me arrebata el sueño. A los amigos que esperan con nosotros, a los sueños que conjuran pesadillas, a la madre de la promesa. Gracias.