palabras "a tiempo"

lunes, junio 09, 2008

A tiempo y a destiempo... Hablamos sin parar y sin parar desperdiciamos las palabras. Porque si no sirven para hacer brotar la sonrisa, si no hacen estallar en carcajadas, si no endulzan una tarde gris de trabajo... es mejor no gastarlas.

Todas las palabras son bellas -como las personas- dichas a tiempo, en su momento. En la dirección adecuada, con el sentido correcto. Todas las palabras son hondas -como las personas- cuando no les colocamos balizas de mentira e interés que las mantienen a flote, en la superficie. Todas las palabras son útiles -como las personas-. Cuando las regalamos sin más, cuando las usamos sin prostituirlas al servicio de nuestros sentimientos más pueriles. Todas las palabras encienden lucecitas en la noche -como la personas- si las dejamos arder y no apagamos la llama que titila.

Tantas veces no encontramos la palabra, las palabras (las personas) adecuadas para éste o aquél caso, para ésta o aquella pena que acabamos por pensar que no sirven las palabras, que tal vez valga más el silencio, la indiferencia... Pero no es así .... sólo hay que saber decir y abandonar las palabras "a tiempo".

La foto es de Cristina Marco.

escala de grises

martes, junio 03, 2008

Siempre me admiró la capacidad de los arquitectos de reproducir el mundo a escala... Desde su atalaya a medio camino entre el arte y la técnica son capaces de representar los recovecos, rincones, imperfecciones y angosturas de cualquier lugar en un plano de ¡sólo dos dimensiones!...

La misma capacidad que los fotógrafos tienen de reducir el mundo lleno colores, infinitos matices brillos y reflejos... a una simple combinación de grises...

Las palabras, la literatura, es al fin una escala de grises que trata de atrapar la vida, de reducirla a escala, de limitarla a las interminables variaciones de gris que pretenden serle fiel. Las palabras, la literatura, es al fin un mapa para la vida que -si es buena literatura- cualquiera puede descifrar. Pero a la buena literatura la vida le rebosa por los bordes, se le escapa, se le agolpa en las tapas y la revienta. Porque la buena literatura no se limita a mirar desde arriba, de lejos sino que se acerca con las palabras a las entrañas del dolor y las pasiones, a los rincones más oscuros del deseo y el miedo, al brillo casual de una mirada, a la levedad de un gesto a lo lejos, a la intensidad de un grito silencioso... Porque la buena literatura disecciona lo que sienten hombres y mujeres... lectores... y lo ilumina, lo extiende, lo dibuja... lo expone... lo interpreta y le da sentido. Porque la buena literatura está llena de color y tiene más de 3 dimensiones...

De momento... me basta escribir en "escala de grises"

promesas

lunes, junio 02, 2008

Hace poco recibí un mensaje de N. en el que me recriminaba - animaba - abroncaba - instigaba a continuar escribiendo aquí en este rinconcito que un día A. me regaló en la Internet.

He de reconocer que muchas veces tengo dudas... Las palabras son parte de uno y las lleva tan pegadas, y las usa, las mal-usa, las ab-usa de tal modo que llega un momento en que no sabe si ha llegado ya el tiempo del silencio. Uno se pregunta si la novela siempre inacabada quedará siempre así... eternamente proyectada. Uno se pregunta si las palabras son necesarias... incluso para uno.

Y entonces releo todo esto, y escucho los ecos de mis palabras y me lanzo a una espiral de promesas a mí mismo que sé que no cumpliré pero que no quiero dejar de hacer.

Prometo no dejar de creer que una palabra puede cambiar una vida.
Prometo seguir venerando las palabras ajenas que han dado un vuelco a mi vida, los "te quiero", los "adelante", los "podemos", los "nosotros".
Prometo que seguiré creyendo que algún día terminaré lo empezado.
Prometo regalarme el tiempo necesario para las palabras.
Prometo defender con uñas y dientes el tiempo de los dos.
Prometo no olvidar que en las palabras descansa lo mejor de mí.
Prometo dejar un mensaje en tu buzón cada vez que se me agarre una pena en el corazón.
Prometo acunar tus palabras para que se duerman junto a mi alma en silencio.
Prometo seguir bebiendo de tus ganas de vivir.
Prometo dejar que las palabras sigan su camino.
Prometo no dejarlas pasar de largo ante mí.

Sé que no puedo cumplir mis promesas, que no puedo evitar cruzar los dedos... Por eso te doy las gracias Nerea, por eso te doy las gracias Asunta. Por no dejarme escapar de mis promesas...