Esperar

miércoles, marzo 02, 2011

Si pones en google "esperar" o "espera" o "esperanza" te salen 8.700.000 resultados en 0,21 segundos, sólo en imágenes. Si miras a los adolescentes salir de clase al toque de campana puedes ver en sus gestos bruscos, en sus voces desarmadas, en sus prisas y risas nerviosas... la imagen de la impaciencia: la necesidad de que la vida llegue hasta ellos y que llegue ya.

Son tantos y tantos los post, tuiters, aforismos y refranes que glosan la belleza y la necesidad de la espera(nza) que paraliza y dan ganas de echarse pa dentro tantas impresiones que se agolpan en la boca del estómago estos días.

Pero hace tiempo que sé que las palabras (propias y ajenas) no sólo le ponen nombre a las emociones sino que las atrapan en una burbuja, las posan sobre nuestra mano y nos las regalan así, alejadas de nosotros, contempladas, admirables. Porque las palabras espantan los fantasmas, eliminan la capa de angustia que envuelve lo que sentimos y dejan nuestros pensamientos, nuestras intuiciones y nuestro corazón desnudos. Sólo así podemos sonreír o enternecernos o estremecernos o llorar sin rabia, dulcemente, en paz.

Vivimos los últimos días de eso que llaman "estado de buena esperanza". Se ha escrito mucho, muchísimo, sobre este tiempo especial. Se han cantado sus bondades y se ha sublimado su significado. Lo que no se dice (o igual sí y yo no lo he escuchado) es que estas horas están llenas de nervios, de miedos, de inquietud, de ansiedad, de impaciencia, de tristeza, de jugos gástricos, de contracturas, de apneas, de nauseas, de malestar, de pesadillas, de dudas. Lo que no se dice es que estos días son largos como ninguno, que cuando llegan las 10 de la noche uno vuelve a pensar: hoy tampoco. Lo que no se dice (dicen que porque luego se olvida todo) es que el espacio se vuelve un enemigo y el salón de tu casa el campo de batalla de tu paciencia contra la rabia.

Y que a pesar de todo, este tiempo no es un tiempo yermo. Que es un tiempo para aprender, para aprenderse. Que es un tiempo para mirarse, para escuchar los latidos del corazón propio y el ajeno. Que una palabra, una sonrisa, una noticia, una nota, un detalle puede hacerte vibrar en este tiempo como nunca antes. Que, bien mirado, es la primera vez que uno espera honesta, urgente, apasionadamente a la Vida.

PD: Te acompaño torpemente en tu lucha encarnizada contra la impaciencia. Nunca mi silencio ha sido tan estéril ni mis palabras más inútiles. No sé qué decir ni qué callar. Así que, simplemente, estoy. Hasta cuando no estoy.

4 comentarios:

Mariaje dijo...

Gracias por compartir vuestra espera y vuestra esperanza, y por regalarme esperar con vosotros.
Escuchando La vera gioia y contemplando a la Madre con el Hijo os pienso y recuerdo.

Anónimo dijo...

Como el Guadiana, tras taaaanto tiempo, aparezco para hacerme sabedora de esta GRANDIOSA noticia... Disfrutad la espera que ya casi llega a su fin. ¡Muchísimas, infinitas felicidades desde El Salvador a los tres!

Monica dijo...

todos esperamos muchas cosas.. pero hay veces que es mejor aceptar lo que tenemos en ese momento y buscar objetivos para poder lograr lo que queremos.
a veces me siento en tea connection a pensar sobre todo esto y como hacer para mejorar cosas de mi vida

Paul Quintero Arte dijo...

Extraordinario su Blog. Me encantaria usar algunos de sus textos/ideas para mi blog. Sensei Paul Quintero.
www.muellezen.wordpress.com