palabras-bálsamo

lunes, octubre 30, 2006

Hay quien usa las palabras para explicar (y explicarse) al mundo. Hay quien las pervierte, las manipula, las ensucia y las escupe dejando mal sabor de boca y la conciencia gastada, exhausta. Para algunos son armas peligrosas que conviene vigilar, limitar y cercenar para que no socaven los cimientos de un sistema más construido con obras (injustas) que con palabras (calladas). Para otros son instrumentos de tortura, extensión de su propia crueldad, de su odio y su ironía hiriente y yerma.

Para otros las palabras son un bálsamo que cura las heridas. Un remanso donde descansar la mediocridad propia y la ajena. El rincón favorito de una ciudad eterna. El susurro adormecedor de las olas del mar deslizándose, deshaciéndose... en la arena. Palabras ungidas de cariño y respeto. Palabras-cuidado. Palabras que son capaces de recuperar a un alma desangrada por lo feo, por lo inhumano, por lo triste de los días. Palabras que uno espera, como el agua de lluvia, para sentir aflojar la presión, deslizarse el cansancio entre los dedos que pasan páginas y páginas metódicos, tranquilos. Palabras que se elevan por encima de la prosa de la vida, de la monotonía que a veces nos espera agazapada, escondida, en lo cotidiano. Palabras que vuelan.

A Belén le gusta Martín Garzo porque habla como escribe... con infinita ternura, con cuidado, con extremada dulzura. Un libro, una canción, un poema o sólo un verso garabateado en la pared nos devuelven a veces a la vida que tantas veces abandonamos seducidos por los ecos mortecinos de lo "habitual". Para aquellos que seguimos buscando la belleza... Un puñado de palabras-bálsamo.

No hay comentarios: