
El dolor es una masa sucia y gris que no puede ser diseccionada ni digerida sin que el tiempo y la distancia nos presten su frío.
Aquella tarde no supo qué decirte y, si habló, no le escuchaste. Ninguna palabra era oportuna y todas las razones se volvían grumos en los posos del café. Aquella noche los abrazos fueron torpes; las palabras, pies de foto convencionales. No hubo consuelo, ni cuidado, ni descanso. No supo cómo dártelo.
Sin embargo aquellos días no acabaron contigo, te hicieron más fuerte, más sensible, más tú... porque entre el dolor, el miedo, las dudas y el silencio... alguien... TE GUIÑÓ EL CORAZÓN.
1 comentario:
En la oscuridad,una palabra tuya bastará para sanarme, y ver la vida de otra manera.
Gracias por regalarnos estos pensamientos.
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