A tiempo y a destiempo... Hablamos sin parar y sin parar desperdiciamos las palabras. Porque si no sirven para hacer brotar la sonrisa, si no hacen estallar en carcajadas, si no endulzan una tarde gris de trabajo... es mejor no gastarlas.Todas las palabras son bellas -como las personas- dichas a tiempo, en su momento. En la dirección adecuada, con el sentido correcto. Todas las palabras son hondas -como las personas- cuando no les colocamos balizas de mentira e interés que las mantienen a flote, en la superficie. Todas las palabras son útiles -como las personas-. Cuando las regalamos sin más, cuando las usamos sin prostituirlas al servicio de nuestros sentimientos más pueriles. Todas las palabras encienden lucecitas en la noche -como la personas- si las dejamos arder y no apagamos la llama que titila.
Tantas veces no encontramos la palabra, las palabras (las personas) adecuadas para éste o aquél caso, para ésta o aquella pena que acabamos por pensar que no sirven las palabras, que tal vez valga más el silencio, la indiferencia... Pero no es así .... sólo hay que saber decir y abandonar las palabras "a tiempo".
La foto es de Cristina Marco.


