
Gracias a las más de 1000 visitas en apenas un par de meses el frágil hilo de la narración no se ha roto y permite que uno siga escribiendo pensando en los ojos de una niña que mira, que escucha con la expectación del que sigue abierto a la sorpresa, a la compasión, a la conmoción que un puñado de palabras pueden provocar en el corazón de hombres y mujeres de bien.
Un blog es como las 1001 noches... en cada párrafo, en cada título, en cada pensamiento, metáfora o indignación... se juega uno la vida, el sentido y las ganas de seguir emborronando el lenguaje con palabras pequeñas, cotidianas. En cada texto se somete uno a la aprobación del puñado de fieles que a menudo buscan en el mar de la información que es internet, unas palabras descanso, unas palabras de mar en calma. Y cada vez que un click se posa con dulzura sobre las historias, estas cobran sentido, se realizan, crecen y estallan, convirtiéndose en lo que siempre debieron ser: palabras para compartir.
1 comentario:
Ganamos mucho más leyéndote que cortándote el cuello. Sigue escribiendo.
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